domingo, 18 de septiembre de 2011

Solo duró un instante


Solo duró un instante.
Lo note enseguida, eso se nota, lo note porque el cuerpo se queda helado, y ese frio resuena en tu interior, y entonces crees escuchar el crujir de los huesos y te das cuenta de que es tu corazón que se rompe, te tensas y caes de rodillas, intentas respirar y el aire se queda en tu garganta, te recorre un sudor frio por la frente, y las lágrimas empiezan a resbalar por las mejillas.
Y te mira a los ojos, te regala una siniestra sonrisa, es cuando pasa su mano por tu frente y limpia el sudor frio, seca las lágrimas de tus mejillas, acaricia con las yemas de sus dedos tus labios  inertes, es cuando te dice susurrando al oído: “No sufras amor, esto durará solo un instante”. Y recorre tu cuello, se para en tu pecho y con esa mano que antes hacia estremecer tu piel, atraviesa tu cuerpo y se hace hueco hacia lo que queda de tu corazón, lo tira al suelo y lo pisa a la vez que exhala el humo de su cigarrillo, dejando que tu cadáver se desangre en el marmoleo y frio suelo.
Le dije: “ten toma mi corazón, cuídalo es frágil”. Me dijo. “lo cuidaré, lo prometo”.

JOTA

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